Las emociones en la etapa preescolar

Desde mi experiencia como madre y experta en Inteligencia Emocional he podido comprobar que es mucho más sencillo que un preescolar entienda qué son y cómo gestionar sus emociones, que un adulto. El motivo es bien simple, los más pequeños de la casa tienen ganas y predisposición por aprender cosas nuevas, su mente aún no está repleta de creencias que le limiten, como las de los adultos e incluso la de los adolescentes, y a eso le sumamos su entrega plena hacia todo lo que venga de un adulto de confianza. De ahí la importancia de que los adultos que tienen hijos o alumnos a su cargo aprendan a gestionar sus emociones, para los más pequeños será pan comido seguir el ejemplo de aquellos a los que admiran y en los que confían.

En muchas ocasiones cuando he acompaño a un adulto o a un adolescente a entender e integrar sus emociones se lo explico como si fuera un niño.

En primer lugar, dejar muy claro que no hay emociones positivas y emociones negativas, toda emoción trae una información sobre cómo estamos gestionando los sucesos de nuestra vida, el verdadero reto es aprender a diferenciar las emociones de los sentimientos y poner freno a estos últimos. La diferencia principal es que las emociones no podemos o, mejor dicho, no debemos ocultarlas, es algo que compartimos con los animales, es visceral e incontrolable y en ocasiones una respuesta ante una situación de estrés o de peligro, asi pues, las emociones es una respuesta biológica, de ahí la similitud con los animales, sin embargo, los sentimientos son inherentes al ser humano y si, podemos frenarlos o cultivarlos a nuestro antojo. Se podría decir que una emoción pasa a ser negativa cuando el hecho o situación que la provocó ha desaparecido y aún asi seguimos alimentándola con nuestros pensamientos, entonces dicha emoción pasa a ser sentimiento y si no le ponemos limite podrá llegar a somatizarse en nuestro cuerpo o alterar nuestro estado emocional.

Para algunos especialistas hay 7 emociones básicas (la sorpresa, la tristeza, el desprecio, el miedo, la ira, la alegría y el asco), para otros 5 (miedo, rabia, tristeza, alegría y asco).

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En CNI Código Corazón la resumimos en 2:

“Amor” y “Ausencia de Amor” tambien llamado miedo.

Para trabajar con niños es mejor usar las 5 emociones básicas, las van a entender más fácilmente y van a poder identificarlas en ellos y en los demás.

¿Cuáles son las herramientas que podemos usar?

Hay dos pilares básicos para acompañarles en su aprendizaje.

El juego y los cuentos.

El juego: Es la forma natural en la que los peques se relacionan con los demás y con su entorno, podemos jugar con ellos a adivinar cuál es la emoción que representamos, poniendo caras y que ellos identifiquen si estamos enfadados, alegres, tristes, con miedo o sentimos asco. Y luego que ellos nos expresen esas emociones a su manera, para nosotros adivinarlo, que sean ellos los que muestran con su cara o con su cuerpo las distintas emociones.

Asi no solo ellos aprenderán a identificarlas, sino que tambien nosotros sabremos poner imagen a las suyas, es importante no tener ideas preconcebidas de cómo debe poner la cara o el cuerpo al representar una determinada emoción, hay que permitirles expresarse libremente, ya que cada persona tiene su forma única y especial de mostrar emoción, así estaremos respetando su individualidad.

Este juego acepta variantes, como expresar con colores, con dibujos de caras o con movimiento del cuerpo, dependiendo de la edad del infante y de su forma de comunicación.

Con el juego potenciamos el reconocimiento de las emociones, vocabulario emocional, consciencia emocional, expresión física y no verbal de las emociones.

En este punto es interesante averiguar cual es el sistema representacional que predomina en el menor. Sabiendo que existen 3, el auditivo, el visual y el kinestésico. Podemos, y excepto excepciones casi todos los tenemos, tener los tres sistemas, aunque siempre hay uno que predomina, ese es el motivo por el cual algunas personas son mejores comunicadoras que otras. Por ejemplo, un profesor que utilice los tres sistemas para comunicarse con sus alumnos tendrá más posibilidades que la información que está transmitiendo llegue al mayor número de ellos, mientras que si no es consciente de cual está usando y no están equilibrados, habrá alumnos a los que la información le llegue claramente y otros que no entenderán o retendrán absolutamente nada. Un buen comunicador sabe usarlos equilibradamente y un buen educador incluso sabrá identificar el sistema predominante en cada alumno.

¿Cómo identificarlos?

Sistema representacional auditivo: Se centra en los detalles auditivos, “en lo que dice la gente”. Recuerdan lo que oyen y hablan, y se comunican haciendo referencia a lo que oyen, lo que se dijo, lo que “suena” …

 

Sistema representacional visual: Se centra en las Imágenes. Recuerdan lo que ven y hablan, y se comunican haciendo referencia a imágenes y con expresiones del tipo “ves…” “lo veo”

 

Sistema representacional kinestésico: Se centra en los sentidos, “en lo que perciben a través de sus sentidos: gusto, olfato, tacto”. Recuerdan las sensaciones y hablan, y se comunican haciendo referencia a ellas.

 

Si quieres saber el sistema representacional sensorial del menor, pídele que te cuente una excursión o simplemente su día en el cole, según las palabras que use tendrás la información necesaria para saberlo, tambien es interesante que sepas el tuyo para que la comunicación sea más asertiva.

 

Los Cuentos: De esta forma los niños pueden sentir las emociones de los protagonistas con la seguridad que les permite sentir, sin riesgo. Existen una gran variedad de cuentos que le pueden acompañar en este proceso de auto indagación y autoconocimiento, podemos elegir el que más nos resuene, aunque es importante después de leer el cuento hacerle preguntas para fomentarles la comunicación, del tipo… «¿qué crees que siente el personaje?», «¿qué te lo indica?», «¿y si estuviera contento, ¿cómo lo sabrías?», «¿cómo crees que podría actuar?», «¿qué harías tú en su lugar?», «¿qué otras cosas podrían hacer?”, «¿cómo podría calmar su rabia o enfado?»… Usa las preguntas acordes al cuento y a la edad del menor y de esta forma además de identificar emociones tambien practicaran la empatía.

Entre los cuentos que recomendamos está, por supuesto, “Lolita , la niña arcoíris” que le acompaña a conectar con su parte más imaginativa y divertida. Tambien podemos inventarnos cuentos donde usemos acciones similares a las que creamos que el niño/a esté experimentando, o allí donde veamos o sintamos tiene más limitación. Por ejemplo, si observamos que no gestiona bien el enfado buscaremos o inventaremos cuentos donde el protagonista tenga un conflicto con esa emoción y donde otros personajes de la historia le acompañen a verlo de otra manera.

Como comentamos al principio, el mejor aprendizaje para los niños/as es el ejemplo, si ven en casa unos adultos emocionalmente responsables, que se comunican de forma asertiva, que respiran conscientemente ante una emoción fuerte, e incluso, que piden ayuda cuando ven sus emociones desbordadas, ellos lo harán tambien y será el mejor de los regalos que podamos ofrecerles.

Ante cualquier señal de alarma de algún comportamiento que podamos identificar en el menor y que pueda ser resultado de una emoción mal gestionada, no olvidemos que somos muchos y altamente formados los profesionales que podemos dar con el origen del conflicto y las posibles soluciones a él.

Juntos somos más fuertes!

Vamos al corazón…voy contigo!

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