¿Quién es Verónica Cantero?
Mi forma de venir al mundo ya me anunció como se iba a desplegar mi experiencia de vida frente a mi, doble cordón umbilical liado al cuello y de cara, lo que es lo mismo, por más que apriete podré seguir adelante arrastrada por un impulso enorme no solo de supervivencia sino de amor a la VIDA.
Mi nombre es Verónica Cantero y vivo en Cádiz, mamá emprendedora, escritora y biocreativa, esto quiere decir que utilizo la creatividad como vía de evolución, soy la segunda de tres hermanas, y ya se sabe, los de en medio tienen siempre dos opciones, huir para no ser vistos o marcar la diferencia. Soy una apasionada de la vida y aunque he viajado muchísimo por el mundo, el viaje más importante sigue siendo el desarrollo evolutivo consciente. Amo este planeta que habitamos y soy consciente de la gran oportunidad que tengo cada día para aprender y continuar creciendo espiritual, personal y profesionalmente.
Verónica Cantero y la Naturaleza
Mi conexión con la naturaleza como con la escritura creativa, es algo que traigo de serie, de pequeña escuchaba la voz de las flores y de los árboles, escuchaba la voz del viento, la lluvia y sobre todo escuchaba la voz del mar y eso hoy todavía me hace sonreír y suspirar profundo, todo eso me llevó de una forma natural a conectar con la meditación al igual que me acercó de una forma muy profunda con la escritura, el arte y las artes escénicas, donde mi sensibilidad no solo se desarrolló exponencialmente sino que aprendí a entrenarme para que esta escucha se volcara en ayudar a los demás, y a mi misma, me ayudó a sanar heridas, a curar emociones enfermar y ha superar miedos, conseguí fortalecer así mi empatía y el autoconocimiento llevándome a la decisión desde bien joven de centrarlo en el servicio del bien común. Me recuerdo llevando animales heridos o enfermos a casa, daba igual, palomas, perros, cucarachas, grillos, gatos… todo quería que fuera a casa y sabía que no podía porque mis padres no me dejaban, no querían… y eso causaba dolor en mí, no poder darles un hogar donde sanar sus heridas, su enfermedad, ponerles tiritas o algodones y darles sopas calientes. Miraba a las personas que pedían en la calle, a todas quería dar dinero, quería invitarlos a desayunar… pensaba como ayudarlos con lo que tenía, pero lo que tenía no los podía ayudar porque no les podía dar un hogar, pero si les podía dar mi saludo, una sonrisa, algún día le podía dar monedas, otras un café o un bocadillo y aún nada sabía de la vida con 10 años o quizás menos, pero estaba a punto de descubrirlo.
Nunca he permitido que mi alta sensibilidad detenga mi desarrollo evolutivo, y jamás he culpado a nadie por lo que yo pueda sentir, son cosas que me prometí a mí misma, mi vulnerabilidad tiene que ser una fortaleza no una debilidad, y así ha sido y sigue siendo, es un entrenamiento a diario y es hermoso, hoy en día no es un esfuerzo sino una forma de vida, jamás pensé ni me creí que entrenar la consciencia plena fuese un camino de algodones, al menos para mí, no soy muy dada a contarme mentiras o autoengañarme con estos ni con otros temas. Me gusta mirar la vida de cara, al fin y al cabo, es la impronta que traigo de nacimiento.
Verónica Cantero: mi familia
Vengo de una familia humilde, de un papá que montó su propio negocio y lo tuvo que cerrar por falta de conocimientos empresariales o por un carácter demasiado firme frente a la vida y hacia el mismo, quizás una mezcla de los dos, una madre que perdió a su papá muy joven y tuvo que madurar rápidamente para poder hacerse cargo de cantidad de cosas que una niña con esa edad no había planeado, una madre con muchas horas de limpieza en colegios y oficinas para poder ofrecernos los cuidados básicos y que pudiéramos tener una infancia y adolescencia sostenida. Desde bien adolescente sabía que si quería hacer algo fuera de lo común, tendría que pagármelo yo misma, pues la economía en casa era la que era, y había que hacerse responsable con las decisiones que se salían de la estrategia de sostenibilidad familiar, así que mi primer empleo fue a los 15 años, quería comprarme unos walkman, (y esto me hace claramente una personas mayor mayor), así que me puse a recoger vasos en un bar hasta que conseguí el dinero y me los compré, y me sentí feliz y realizada de haberlo conseguido. Con esa misma edad me encontré de frente con el budismo y la meditación, empecé a leer y a practicar por mi cuenta, me conecté a la filosofía budista poque encontré que mi forma de expresarme y ver la vida era bastante similar a la de ellos, y ahí empezaron los encuentros con los monjes de una forma casual y casi espontánea, desde entonces estoy meditando, y experimentado la meditación de diferentes formas, tomé consciencia que meditar era algo más que estar sentado, en mi caso es una forma de vida y no necesito ser budista ni pertenecer a ninguna religión para considérame Practicante de Meditación Consciente.
Verónica Cantero y la Meditación
Con la meditación se me despertó la mente Reflexiva Activa, y paso a paso se fue acallando la mente reactiva, dando paso a una Verónica más consciente, con una visión más clara a la hora de tomar decisiones, más madura espiritual y personalmente, enfocada en entender y conocer todo lo relativo a la voz interior y de ahí nació la pulsión de Escuchar la Voz del Corazón, ¿qué significaba exactamente eso?, ¿qué podría aportar al mundo entender la escucha al corazón?, ¿qué es eso del despertar espiritual?, yo sabía que ya estaba despierta, y entonces ¿qué significaba?, y así una pregunta tras otra y con mi incansable deseo por el autoconocimiento y el aprendizaje, me nombré a mi misma Alumna de la Vida y tomé la decisión de ver las cosas de otra manera sin saber muy bien que significaba aquello, años más tarde lo leí en el libro Un Curso de Milagros y sonreí satisfactoriamente, me encanta saber que ya hubo quién llegó antes que yo, me hace suspirar profundo saber que delante de mi van caminando muchos y que el camino para ellos ya está hecho, es hermoso saber que el sendero está lleno de corazones y que están latiendo juntos.
Verónica Cantero, que puedo decir, Emprendedora de Corazón, creadora de la metodología evolutiva CNI (Conecta + Nutre + Integra) basada en la práctica de la meditación enfocada en la Atención Plena. Con más de 20 años acompañando a las personas a vivir una vida plena, ayudando a las personas a que puedan escuchar su latido interior fuera del ruido externo, uniendo almas, escribiendo y pintando el sentir del Corazón Unificado.
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